2 dic 2014

Psicología con niños/as y adolescentes


Hoy abordaré mi modelo de trabajo en terapia con niños/niñas y adolescentes y como primera idea me gustaría señalar que acudir a terapia es una oportunidad para hacer algo nuevo.
El niño o la niña ya ha puesto todas las soluciones que estaban en su mano y ha hecho cosas para cambiar lo que les está dificultando en su desarrollo. Asímismo, los padres y las madres han hecho lo que han podido para que su hijo/a no repita eso que no les gusta o que consideran una dificultad en su crecimiento.

La Terapia Gestalt

Desde el enfoque con el que trabajo se entiende que el chico o la chica acude a descubrir otras formas de hacer que les de mejores resultados y se sientan mejor.
Trabajar con la infancia supone centrarme en la potencialidades que tiene la personita que acude a terapia. De esta manera puedo ayudarlo a minimizar sus dificultades, aportando al/la niño/a otras formas de hacer, sin reducir las formas de afrontar que ya tiene en su bagaje.

Las herramientas que utilizo son el juego, los dibujos, los cuentos y todos los materiales lúdicos que se nos ocurran. Los niños y niñas construyen su realidad jugando, pintando, inventando un mundo de fantasía; elaboran su mundo, sus conflictos, sus conceptos, su personalidad. Ofreciendo al niño unas experiencias de juego terapéutico conseguimos recuperar su espontaneidad y su creatividad.

Aquí muestro un dibujo que hicimos en sala un chico y yo en una de nuestras primeras sesiones. Con este dibujo conseguimos contactar, conseguimos tener un canal de comunicación entre los dos.

Otro aspecto de vital importancia en la terapia infantil es el trabajo conjunto entre el niño/a y la familia. Tengo muy en cuenta la relación que tiene con sus familiares, ya que generalmente las dificultades que tiene el/la niño/a tienen que ver con la adaptación que tiene con su entorno y la manera de relacionarse con sus padres.
Por ejemplo, un niño que acude a terapia con síntomas físicos, como dolor de barriga o dolor de cabeza, suelen estar necesitando una nueva manera de gestionar la ira y el enfado y en muchas ocasiones suele ocurrir que la relación de este/a chico/a con sus progenitores es de obediencia, no teniendo la capacidad de expresar su enfado hacia ellos. Por ello, habrá que trabajar con la familia para que ofrezcan la oportunidad al/la chico/a de expresar su enfado.

¿Cuándo se debe solicitar terapia para un/a niño/a?

Cuando hay un síntoma, es decir, un comportamiento o una manera de afrontar las situaciones que nos parece poco adaptativa para el propio chico/a y/o su entorno.

Y... ¿cómo se trabaja en terapia con esos síntomas?


Es importante no fijar al niño/a con ese síntoma y no verlo como una molestia, sino considerarlo como una evidencia de la energía de este/a chico/a para sobrevivir. Con esto quiero decir, que el síntoma no es malo en sí mismo, gracias a él, nos podemos dar cuenta de que algo está ocurriendo y permite a los padres y madres pedir ayuda para su hijo/a.
Voy a contextualizar con una problemática que veo con frecuencia en terapia. Por ejemplo, un chico con conductas agresivas, suele ser un síntoma muy llamativo y alarmante, y a mi modo de verlo, puedo hacer dos abordajes, uno más superficial y otro más profundo y rico.

  • El primer abordaje sería sugerir que el/la niño/a tiene un trastorno negativista desafiante o incluso un trastorno disocial y a partir de aquí trabajar con mi paciente un programa de control de impulsos.
  • Un segundo abordaje, en el que me siento mucho más cómoda trabajando, es profundizar un poco más y confiar en que este chico está desarrollando estas conductas para defenderse de algo, ya sea por haber aprendido que los problemas se afrontan defendiéndose y mostrándose agresivo y duro, por falta de límites en casa (hecho que le origina inseguridad y necesita mostrarse como “un tipo duro”), o por otras múltiples situaciones que se puedan estar dando.

Si profundizo en la relación con el niño y la niña, podré llegar realmente a lo que le está pasando, podré entender para qué está reaccionando ante el entorno de la manera en que lo hace y podré acompañarlo en la elaboración y aprendizaje de otras nuevas maneras más adaptativas y sanas. Esto lo consigo trabajando con actividades y temas que elije y ofreciéndole la atención que pide. En definitiva, trabajando con lo que se da entre nosotros dos, con las técnicas lúdicas que le van permitiendo construir su realidad. De esta manera yo utilizo todo lo que hay en la sesión para que se dé cuenta de lo que hace y de la posibilidad que tiene de hacer otra cosa y él niño o la niña experimenta nuevas maneras de resolver sus dificultades a través de actividades atractivas.

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