9 jul 2014

¡JUYE MI NIÑA, JÚYE!: …LA PARTE POSITIVA DEL ESTRÉS…



Es extraño el día en el que no escuchamos que alguien está estresado, o somos nosotros mismos los que compartimos esa sensación con los que nos rodean. “Estrés” es una palabra cada vez más habitual en nuestro vocabulario, sin embargo, generalmente no la usamos en un sentido positivo. ¿Creéis que estaríamos vivos si no sintiéramos estrés?

Antes de empezar a leer acerca del estrés, me gustaría que atendieras a estas frases y apuntaras si te sientes así o no cuando sientes estrés y por tanto, tienes un problema:

  • Sentir que nadie te comprende, aislarte, sentirte desdichado/a, deprimirte….
  • Creer que no puedes hacer nada para cambiar la situación
  • Sentir que no te valoran y echarte la culpa de todo lo que sucede
  • Pensar en tiempos pasados mejores
  • Estar irritable y pagarla con la gente más cercana
  • Sentirte sobrepasado/a y a merced de a situación
  • Buscar compasión
  • Darle vueltas al problema con la esperanza de que se solucione
  • Guardarte las cosas y no dejar que los demás se enteren de tus problemas

Espero que no hayas hecho un pleno….si lo has hecho, lee atentamente este artículo, porque estas son todas y cada una de ellas, formas inadecuadas de enfrentarnos al estrés.

Algunos especialistas definen el estrés como un “estado que amenaza el equilibrio que nuestro cuerpo necesita para sobrevivir”. Es decir, el estrés es una respuesta automática del organismo ante situaciones que exigen mayor esfuerzo de lo ordinario, o en las que puede suceder algo peligroso, nocivo o desagradable. Pero esta definición no conlleva una connotación negativa en sí misma, es nuestra actuación hacia esa amenaza la que puede ser positiva o negativa en sí.

El estrés se subdivide en dos principales categorías: El distrés” y el “eustrés.

Creo que con un ejemplo es mucho más fácil entender estos dos conceptos:


El otro día, mientras compartía una agradable cena, me contaban una situación de estrés en la que una niña de 3 años experimenta un estado de amenaza a su integridad física, por lo que su organismo debía dar una respuesta automática para evitar un peligro real y sobrevivir. La situación era la siguiente:
…entorno rural de la isla de La Gomera hace aproximadamente 25 años, cuando aún se araba la tierra con la ayuda de las vacas…, esta niña de tres años estaba jugando tranquilamente en la huerta desconocedora del peligro que podía conllevar cruzarse en el camino de las vacas. De repente, escucha como el campesino le grita, literalmente,¡¡ “Júye…mi niña… júye”!! , estaba siendo avisada de que las vacas iban en su dirección. La niña no entendió el argot específico del campesino referente a que “huyera”, pero veía a las vacas acercarse y su cerebro necesitaba dar una respuesta inmediata a una situación de peligro inminente, sin embargo ella se quedó paralizada. Ese momento, justo ese momento, la niña sufrió estrés.

Ahora cada lector/a imaginará la consecuencia para la niña de esta situación, ¿sufrió?, ¿lloró?, ¿pidió ayuda? ¿fue atropellada por las vacas? Pues bien, conocer el desenlace depende totalmente de si la respuesta de la niña a la situación fue de distrés o de eustrés:

Si fue distrés la niña sufrió el atropello de las vacas, porque su respuesta al estrés que le suponía verlas venir y oir al campesino gritarle sin entender lo que decía, hizo que no se adaptara  al factor estresante.

Si, por el contrario, su respuesta fue de eustrés, la niña reaccionaría al peligro con el tiempo suficiente para poder quitarse del camino de las vacas, su respuesta entonces sería adaptativa al factor estresante.

Cuando detectamos una situación como estresante se produce un estado de “alerta y vigilancia”, es decir, nuestro organismo intenta interpretar el suceso y planificar la respuesta, además de sufrir por ello “cambios fisiológicos”. Nuestro cerebro se pone en guardia y nuestro cuerpo se prepara para la acción defensiva. Nuestro sistema nervioso se centra en el estímulo potencialmente lesivo (en este caso, las vacas) liberando así determinadas hormonas que activan nuestros sentidos, aceleran el pulso y la respiración, y tensan los músculos. Esta respuesta, a veces denominada reacción de lucha o huida es importante, porque nos ayuda a defendernos contra situaciones amenazantes. La respuesta se programa biológicamente para sobrevivir.

Dado que a lo largo de la vida nos tenemos que enfrentar con muchas situaciones que producen estrés es muy importante hacerle frente de forma que no altere nuestra salud física y/o mental.

...Al fin y al cabo, sólo depende de nosotros que no nos pillen las vacas, porque la tierra  nunca se dejará de arar...

Así que os dejo una lista de las formas adecuadas de enfrentarnos al estrés, y os animo a empezar a ponerla en marcha.
  • Ver el problema como un reto al que enfrentarse
  • Intentar hallar una manera lógica de explicar la situación que nos estresa
  • Intentar ver las cosas de manera fría y realista
  • Tratar de actuar solucionando el problema paso a paso
  • Pensar en un plan para enfrentarnos a lo sucedido
  • Usar nuestra propia experiencia para tratar de solucionar la situación
  • Intentar buscar información que nos ayude a tomar decisiones
  • Poner manos a la obra para cambiar la situación
  • Intentar que nuestro corazón no domine nuestra cabeza
…..Por cierto…. sí, finalmente la niña corrió, es importante mentar que para ello su madre tuvo que gritarle que se quitara, ella esta vez entendió la orden y finalmente se apartó, en la actualidad es una mujercita encantadora a la que le agradezco que me permitiera contar su experiencia para compartir …el lado positivo del estrés….

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